Esta película estadounidense de terror sobrenatural dirigida por Leigh Whannell es un reboot de la película homónima de 1941. La película se rodó en la pintoresca Nueva Zelanda, cuyos paisajes contribuyeron a la ominosa belleza y suspense de la historia. Las escenas principales se rodaron en la zona rural de Mangaroa, cerca de Upper Hutt. Este lugar, con su ambiente apartado y su escarpado entorno natural, era el telón de fondo perfecto para una historia sobre lo sobrenatural.
Santuario
En película
Escena en la que Tras un accidente de coche, los héroes huyen a un refugio: una pequeña cabaña rodeada de bosque. El luminoso y acogedor edificio se convierte en el salvavidas de una familia que huye despavorida del peligro y el terror que acechan en la naturaleza salvaje.
Real
La escena se rodó Mangaroa es un asentamiento rural cerca de la ciudad de Upper Hatta, en la parte baja de la Isla Norte de Nueva Zelanda. Incluye bloques vacacionales y granjas rodeadas de colinas que suelen estar cubiertas de una capa de nieve en invierno. Aquí encontraron refugio los héroes.
Bosque
En película
Escena en la que El padre se convierte en lobo, y la amenaza de ser mordido en un costado ya no parece tan inocente. Madre e hijo tienen que esconderse en el oscuro bosque con pistolas en las manos. La tensa escena se vuelve aún más aterradora cuando se ve de fondo la espesura del bosque.
Real
La escena se rodó No muy lejos de Wellington, donde extensos bosques crean una atmósfera terrorífica para la película. De este modo, el bosque se convierte no sólo en un telón de fondo natural, sino en un ser vivo que llena cada fotograma de una inquietante sensación de peligro.